“Sólo si mejoramos nuestra competitividad aumentaremos nuestra capacidad de inversión y de crecimiento”. Así lo ha destacado Javier Campo, presidente de Aecoc, durante su intervención en el congreso Aecoc 2015. Campo ha destacado que tenemos un modelo de crecimiento económico “desequilibrado y vulnerable, cuya recuperación se está basando en la demanda interna”, con dos grandes inestabilidades que hay que corregir: el nivel de paro y la deuda.
En concreto, Campo explica cuatro reformas estructurales que son imprescindibles para mejorar la competitividad:
1. La reforma de la educación. Según Campo, “es vital si queremos mejorar el nivel de vida”. Por ello, Campo destaca que debemos tener una reforma educativa con “vocación de continuidad, para que pueda tener resultados a medio plazo”.
2. La reforma laboral. Ha sido la base de la recuperación económica y del empleo en los últimos años. Según Campo, hay que reformarla añadiendo “flexibilidad al mercado laboral”, ya que buena parte de los empleos que se van a generar en los próximos años estará integrada dentro de la economía digital.
3. La reforma de las administraciones públicas. El gasto público “socava la competitividad de la economía de un país”, por lo que hay que reducir las subvenciones y las duplicidades administrativas.
4. La reforma fiscal. Campo opina que aumentar la presión fiscal no puede ser la solución para bajar el déficit público. “Los recursos detraídos del sector privado son los que aumentan la inversión, el consumo y el empleo.
Por otra parte, Javier Campo ha explicado que en los próximos años van a cambiar el modo de negocio y los paradigmas en los que se mueven las empresas. En este nuevo escenario, el presidente de Aecoc ha recordado la importancia dela innovación, que permite añadir valor y reducir costes. Por otro lado, las empresas deben dar el salto a la digitalización, gestionar de manera eficiente las bases de datos y aprovechar las oportunidades del mundo digital y el ecommerce, lo que pasará por el desarrollo de la multicanalidad, la explotación del big data y la llegada de nuevos conceptos como las “smart cities”.
